¿Está interesado en la criptomoneda para operaciones globales? Conozca sus parámetros y posibilidades

Transacciones a prueba de manipulaciones, reducción de los costes de las transacciones, mayor inclusión financiera… la moneda digital tiene mucho que aportar a una operación comercial en mercados internacionales. Sin embargo, la «criptomoneda» también puede tener consecuencias negativas, como multas y controles legales. Y esto varía de un mercado a otro en toda la cadena desde el emisor hasta el comprador.

En México, por ejemplo, los reglamentos de marzo de 2018 estipulan que las empresas que emitan moneda digital deben informar a los clientes sobre la posible volatilidad, el riesgo de fraude y el hecho de que es posible que las transacciones no sean reversibles. En Estados Unidos, el IRS (Servicio de Rentas Internas) envió una carga a 10 000 titulares de moneda digital que no pagaron impuestos por sus criptoganancias.

A medida que la moneda digital, como el bitcoin, pasa de ser una novedad a ser algo normal —y que los países, sectores industriales y empresas la adoptan cada vez más—, se genera un proceso regulador. Esto significa que las empresas que utilizan criptomoneda en su modelo comercial tienen que añadir nuevos criterios a su lista a la hora de evaluar un nuevo mercado internacional.

En concreto, es importante tener en cuenta la criptofilia de un mercado, el tratamiento fiscal que da a las monedas y beneficios digitales y lo que se prevé de cara al futuro en materia legislativa y reglamentaria.

¿Qué grado de criptofilia muestra el mercado?

Dado que existen distintos niveles de adopción de esta tecnología —y distintos niveles de preocupación sobre el uso indeseable de la criptomoneda, como el blanqueo de capitales— algunos países se muestran más abiertos a la moneda digital que otros.

Un negocio enfocado a la moneda digital que ponga sus ojos en Suiza puede estar de suerte. Gracias a la creación de un entorno favorable para los negocios, una baja fiscalidad y su accesibilidad, este país ha sido cuna de pioneros de la criptomoneda, como Ethereum Foundation, y centros neurálgicos de la moneda digital, como The Libra Foundation, que incluye a Facebook, Andreessen Horowitz, y Thrive Capital como miembros fundadores. Adicionalmente, Suiza Suiza cuenta con la Crypto Valley Association, una asociación de empresas e individuos fintech que se reúne activamente en la ciudad de Zug —la versión suiza de Silicon Valley— y defiende el sector de la criptomoneda.

Otras jurisdicciones, como Jersey en el Reino Unido, se están posicionando proactivamente para impulsar los negocios y la innovación en las monedas digitales. En este punto, los legisladores dudan a la hora de promulgar reglamentos que puedan ser demasiado gravosos y se concentran principalmente en leyes que luchan contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

En el otro lado de la balanza, algunos países simplemente rechazan la moneda digital, total o parcialmente. China ha mantenido una postura severa, y en ocasiones contradictoria, sobre la criptomoneda, y Vietnam prohíbe desde 2018 el uso de la moneda digital en los pagos. Bolivia y Ecuador han prohibido por completo el bitcoin y otras alternativas a la moneda oficial del estado.

¿Cómo se tratan las monedas y beneficios digitales desde el punto de vista fiscal?

Al igual que la aceptación y el tratamiento de la criptomoneda varían de un país a otro, también lo hacen sus implicaciones fiscales. Esto puede tener importantes consecuencias para los planes de expansión internacional.

Singapur, por ejemplo, grava los beneficios de la compra y venta de monedas comerciales como ingresos, pero no impone ningún impuesto sobre las ganancias de capital. Por el contrario, Israel, entiende la moneda virtual como «un activo» y Suiza exige que los ingresos salariales percibidos en criptomoneda se declaren en el impuesto sobre la renta.

A efectos declarativos, Argentina grava los ingresos generados en transacciones de criptomoneda de manera similar a los ingresos generados en la venta de valores y bonos. Mientras tanto, al otro lado del mundo, Australia trata las transacciones «como un acuerdo de trueque, con consecuencias fiscales similares».

Estas son cuestiones complicadas que exigen la orientación a través de un experto fiscal local. Por dónde empezar: ¿Para qué va a utilizar la criptomoneda? El tratamiento fiscal puede ser diferente si va a invertir en fondos corporativos, si va a realizar transacciones con los clientes o si va a remunerar a sus empleados. A menudo, la residencia fiscal de su empresa puede influir también en la criptofiscalidad.

¿Y de aquí en adelante?

Las empresas globales con una mentalidad favorable a la criptomoneda deben prestar atención al futuro. A medida que se ha ido revelando el potencial de la criptomoneda y sus posibles riesgos, se ha intensificado la atención de los organismos reguladores.

En Estados Unidos estamos observando un aumento de la presión política: por ejemplo, en EE. UU. «Más de la mitad de las 80 empresas que denunciaron presiones sobre fintech (tecnología financiera) en el primer trimestre citaron blockchain y la criptomoneda, incluidos los elementos fiscales de esta última, entre sus mayores preocupaciones», escribía Roll Call en noviembre de 2019.

«Creo que el testimonio de Mark Zuckerberg causó preocupación a muchas personas sobre una mayor represalia por parte de los organismos reguladores», aseguró a la revista Forbes Alex Mashinsky, director ejecutivo de la plataforma de préstamo de criptomoneda neoyorquina Celsius Network.

En medio de la preocupación por la fiscalidad, la seguridad de los datos, la capacidad de monopolio, etc. se han visto llamamientos en favor de reglamentos internacionales y países que antes no tenían regulación al respecto, como Francia, están adoptando regímenes reguladores. A medida que avanza 2020, el mejor consejo podría ser: permaneced atentos.

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