La guerra comercial entre EE.UU. y China: Oportunidades en medio de la volatilidad

El último año ha sido una verdadera montaña rusa para el comercio internacional, marcado por aranceles, fallos judiciales, órdenes legales en respuesta y la imprevisibilidad e incertidumbre generales.

En medio de este escenario cambiante, hay una tendencia clave que las empresas (especialmente aquellas centradas en América Latina) deberían observar de cerca: las relaciones entre EE.UU. y China.
La guerra comercial en evolución entre estas dos superpotencias está impactando a la región de múltiples maneras.

“China y EE.UU. están jugando a todo o nada, y América Latina está en el centro de este nuevo juego global”, señala la firma de investigación con sede en Florida, Americas Market Intelligence. “Las decisiones que se tomen hoy sobre rutas de suministro, destinos de inversión y alianzas comerciales repercutirán durante décadas”.

China renueva su compromiso con la inversión en América Latina

Hemos escrito extensamente sobre la presencia e influencia de China en América Latina. Esta es amplia y diversa: incluye tratados de libre comercio (Chile, Costa Rica, Ecuador, Perú y Nicaragua), préstamos flexibles y millonarias inversiones en minería, agricultura, tecnología e infraestructura.

En 2024, las dificultades económicas internas llevaron a China a enfocarse en prioridades domésticas y a reportar una reducción en la inversión internacional en infraestructura. Sin embargo, un año después, el panorama cambió. A medida que aumentan las tensiones con EE.UU., vemos cómo China revierte ese retroceso y redobla su apuesta por la región.

En mayo, China recibió a funcionarios latinoamericanos y caribeños en el Foro China-CELAC, donde anunció planes para otorgar miles de millones en créditos y alentó a sus empresas a aumentar las inversiones en América Latina.

Y ya estamos viendo ejemplos concretos. En Brasil, el grupo estatal Baiyin Nonferrous completó la compra de la mina de cobre y oro Mineração Vale Verde en el noreste del país. En Iracemápolis, cerca de São Paulo, Great Wall Motor Company está incrementando la producción en su planta.

Muchos líderes latinoamericanos han respondido con entusiasmo.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva realizó una visita de Estado a Beijing en mayo:
“Queremos aprender y atraer más inversiones a Brasil. Queremos más ferrocarriles, más subtes, más tecnología. Queremos inteligencia artificial”, declaró.

Ese mismo mes, Colombia se convirtió en el último país latinoamericano en unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). “La firma de este plan de cooperación abre un horizonte de infinitas oportunidades en comercio, inversión y turismo”, anunció la canciller colombiana Laura Sarabia.

La logística latinoamericana en el centro de la escena

Las relaciones entre EE.UU. y China están teniendo un gran impacto en el transporte y la logística de América Latina, comenzando con el Canal de Panamá, de 82 km, que posiciona al país como actor clave en el comercio global y lo ubica en el centro de una competencia entre grandes potencias.

En 2017, Panamá se unió a la BRI. China prometió financiar nuevos proyectos de infraestructura, como un ferrocarril y una terminal de cruceros en el Pacífico. Pero para 2025, muchos de estos proyectos han sido cancelados o suspendidos, y el gobierno anunció su salida de la iniciativa.

Mientras tanto, BlackRock (con sede en Nueva York) anunció la compra de más de 40 instalaciones portuarias en todo el mundo, incluyendo los puertos de Balboa y Cristóbal en ambos extremos del canal, a la empresa CK Hutchison Holdings de Hong Kong.

A medida que se desarrollan estos hechos (Beijing revisa y critica el acuerdo multimillonario), otro megaproyecto financiado por la BRI comienza a ganar protagonismo en el sur.

El puerto de Chancay en Perú permite ahora el envío directo en 23 días entre ese país y Guangzhou, el mayor centro logístico del sur de China. Esto está transformando las rutas comerciales en toda la región. El puerto agiliza las conexiones con México y Chile, y Brasil ya anunció planes para una gran conexión ferroviaria con esta terminal.

Con estas nuevas rutas, se espera un aumento en el comercio.

“La ruta está diseñada para impulsar las exportaciones de electrodomésticos, productos electrónicos, muebles y juguetes hacia América Latina”, escribe la firma logística suiza Kuehne Nagel. “Y a la inversa, frutas de alta calidad, mariscos del Pacífico y vino de los Andes llegarán más rápido a China”.

El interés chino por la infraestructura latinoamericana también se extiende al transporte aéreo y terrestre. Recientes inversiones incluyen la modernización y operación de seis aeropuertos en Colombia y la renovación del aeropuerto principal de Guyana, rica en petroleo. Además, la adhesión de Colombia a la BRI incluye posibles fondos del Banco de Desarrollo de China para un canal o tren que conecte las costas Atlántica y Pacífica del país.

Oportunidades y riesgos en el sector de los semiconductores

Los semiconductores son esenciales para el mundo moderno, ya que posibilitan desde la inteligencia artificial hasta la fabricación de automóviles. Y la guerra comercial entre EE.UU. y China está afectando su disponibilidad a lo largo de toda la cadena de suministro.

China ha implementado controles de exportación para restringir minerales clave en la fabricación de semiconductores, mientras que EE.UU. ha prohibido la venta de productos como software de diseño de chips a su rival. Como informó The New York Times en mayo:
“Los nuevos límites están llevando a las dos mayores economías del mundo un paso más cerca de una guerra de cadenas de suministro, mientras Washington y Beijing intentan demostrar su poder sobre componentes económicos esenciales para ganar ventaja”.

¿Podría América Latina sacar ventaja en medio de esta disputa global?

Posiblemente. La fabricación de semiconductores está creciendo en Brasil gracias al respaldo gubernamental, la expansión de capacidades y la inversión privada. México, por su parte, ha identificado diversos polos para desarrollar su propia industria de semiconductores. Este “activo estratégico”, afirma Americas Market Intelligence, “reconfigurará las cadenas de suministro”.

Sin embargo, este pronóstico también viene con advertencias.
“La diversificación lejos de China representa tanto oportunidades como riesgos para la logística latinoamericana”, señala la misma firma. Los controles de exportación pueden generar escasez y demoras que dificultarán el avance en muchas otras industrias.

Satisfaciendo la demanda de minerales raros

Los semiconductores dependen de minerales de tierra raras, al igual que muchas otras tecnologías modernas: teléfonos inteligentes, computadoras, televisores, luces LED, energías limpias, tecnología de defensa y más. Esto podría representar otra gran oportunidad para América Latina en el actual contexto comercial.

China ha sido el principal productor y refinador de elementos de tierras raras (REEs, por sus siglas en inglés), y Estados Unidos ha dependido en gran medida de sus importaciones… hasta ahora. En abril, China impuso restricciones a la exportación de varios tipos de REEs. Aunque el gobierno chino ha emitido algunas licencias de exportación, la oferta sigue siendo escasa para fábricas en todo el mundo.

¿Será la minería latinoamericana la que aporte una solución?

“El hemisferio occidental, con sus impresionantes reservas minerales, está preparado para desempeñar un papel clave en cualquier esfuerzo por reducir los riesgos en las cadenas de suministro de minerales”, indica el Center for Strategic and International Studies.

Minerales como disprosio y terbio (bajo control de exportación en China y usados en láseres, aleaciones aeroespaciales, almacenamiento de datos y fibra óptica) ya están siendo producidos en América Latina. En mayo, la empresa australiana Viridis Mining and Metals anunció la entrega de estos y otros REEs en forma de alta pureza.

La extracción tuvo lugar en Brasil, país que posee cerca de una quinta parte de las reservas globales de minerales raros, y un enorme potencial aún sin explotar.

“Las restricciones impuestas por China se espera que beneficien el avance de proyectos en Brasil, ya que EE.UU. buscará geografías más seguras para abastecerse, incluso si esas medidas se levantan en el futuro”, afirmó Valdir Farias, CEO de la consultora minera Fioito, a BNamericas en abril.

En otras partes de Sudamérica también hay movimiento. Argentina está explorando depósitos de tierras raras en la provincia de Jujuy; geólogos han identificado nueve de estos minerales en Perú, y Chile ha anunciado una iniciativa para promover la extracción de minerales estratégicos —incluyendo REEs— a partir de residuos mineros. 

Efectos en cadena para los vehículos eléctricos y la innovación

Además de cubrir el sector minero de América Latina, también hemos analizado el mercado de vehículos eléctricos (EVs), desde las baterías de litio que los alimentan hasta emprendimientos como Quantum Motors en Bolivia.

El mercado ya está cambiando en países como Argentina, donde el gobierno de Javier Milei ha estado eliminando aranceles de importación para productos populares como teléfonos móviles y vehículos eléctricos.
“Este debería ser finalmente el año en que los vehículos eléctricos despeguen en Argentina”, afirma Carlos Cristófalo, del medio automotor Motor1 Argentina. “Por fin tenemos un marco regulatorio claro”.

Esto abre la puerta a marcas chinas de EV como BYD, con consecuencias mixtas.
Por un lado, los consumidores tendrán opciones más accesibles en el mercado.
Pero fabricantes argentinos como Coradir —productor del vehículo Tito, 100 % fabricado localmente— podrían verse afectados por el aumento de la competencia.

¿Estarán las rutas de América Latina repletas de Dolphin Minis o Teslas en el futuro?
Las dos superpotencias mundiales están adoptando enfoques radicalmente distintos para el desarrollo del sector de los EVs.

En Estados Unidos, hay legislación pendiente que eliminaría incentivos fiscales para EVs y restringiría tanto el abastecimiento extranjero como la colaboración tecnológica, además de limitar incentivos de producción para los fabricantes.
China, en cambio, está aprovechando el respaldo estatal, sólidas cadenas de suministro y un mercado interno competitivo para expandir rápidamente su industria de EVs.

Y, según algunos expertos, hay mucho más en juego.

“El riesgo para EE.UU. es que estas ventajas también permitan a China dominar industrias como la inteligencia artificial generativa, la computación cuántica y la robótica humanoide”, escribe Charlie Campbell, desde la oficina de Time en Singapur. “Y los vehículos eléctricos son el centro de esa estrategia”.

Un impulso bienvenido para los commodities latinoamericanos

Finalmente, 2025 podría marcar una convergencia favorable de factores para la agricultura latinoamericana.
Con una recuperación en las cosechas tras olas de calor, inundaciones y sequías récord, las crecientes tensiones entre EE.UU. y China están ampliando los mercados para estos productos.

“China está desplazando sus compras de commodities agrícolas hacia América Latina en medio de su escalada comercial con Estados Unidos”, reportó el Council on Foreign Relations en abril.
Las exportaciones de carne, maíz y frutas desde Chile, Uruguay y Perú hacia China se han disparado, y Argentina, Paraguay y Uruguay también están viendo aumentos al posicionarse como proveedores alternativos de cereales.

Los cambios en el “triángulo de la soja” pueden ser el mejor reflejo de esta tendencia.
China representa aproximadamente el 60 % de las importaciones globales de soja, mientras que EE.UU. y Brasil representan cerca del 80 % de las exportaciones.
Un dato a seguir de cerca.

Las exportaciones de soja desde EE.UU. hacia China cayeron más de un 40 % del primer trimestre de 2024 al primer trimestre de 2025.
Mientras tanto, China —que ya había comenzado a comprar más soja brasileña durante el primer mandato de Trump— redobló esa apuesta durante esta segunda presidencia.
Marine News Magazine reportó en abril que “China probablemente cubrirá toda su demanda en los próximos meses con soja brasileña, que se espera tenga una cosecha récord este año”.

Y Brasil no es el único país encontrando crecimiento en este nuevo escenario global.
Ya habíamos hablado sobre Uruguay años atrás, pero si trabajás en el sector agrícola, quizás quieras poner a este país en tu radar.
En mayo, Uruguay firmó un acuerdo con China que incluye exportaciones de harina de soja y colza, así como investigaciones conjuntas para el desarrollo agrícola y ganadero. También hay negociaciones en marcha para subproductos de soja, carne procesada y productos lácteos.

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